July 9, 2012

Mind the Gap # 1 - Jim McCann & Rodin Esquejo


Elle Peterssen, a normal girl, is attacked at the subway station. She has no enemies and yet a lot of people seemed to be after her. Now that she is in a comma, her friends and relatives try to get some answers. What is the mystery behind her attackers? And why on Earth does she have more brain activity than any normal human being (comatose condition not withstanding)?

I must admit I had never read anything from Jim McCann before, although I had interacted with him a few times on the Bendis board. When I saw he was launching his new creator-owned project I became interested. Perhaps I felt like I owed him a chance after talking online with him. But there is something else that seduced me about this project: Rodin Esquejo. If I would have to choose my favorite new cover artist from the past couple of years it would be Esquejo. I remember one of the main reasons that made me buy the first issue of Morning Glories was his amazing cover. And now I had the chance to see him doing interior art, of course I wasn’t going to miss that!

And I’m glad I preordered the first issue of Mind the Gap. Jim has written a pulse pounding thriller, with emotion, action, drama and some humorous moments; not only that, he manages to flesh out the main characters of the series while including a bunch of eater eggs that detail-loving fans such as myself will be grateful for.


There is something else that I really enjoyed about this opening chapter. Elle is an in-between place, she’s neither death nor fully alive. She is in a comma but she is also conscious on a strange and ethereal limbo. I consider this an interesting approach to Jacques Lacan's concept of symbolic death. I’ll try to explain it in simple words: There is an impasse between symbolic death and actual (real) death. Because death is not only the absence of life, it’s so much more than that, especially to us. The need for a symbolic death becomes patently necessary for people. Lacan defined the symbolic death as a narrative of closure, as the final sentence one must utter in order to let go of the dead ones. If every culture in the planet respects some sort of funerary rites it is precisely because of that. The real death comes naturally when a heart stops beating, but the symbolic death is something cultural, something that depends on any given individual and the ability to cope with loss. Coming to terms with death means to be able to write that epitaph in our head, to be able to understand someone else's life and then to let go of it.

So I consider that Elle is an especially courageous girl, as she hears others talking about her as if she were dead and still refuses to believe that this is the end. Can her consciousness return to her body? Nobody knows, but there’s one thing that worries her, if the people that tried to kill her failed, then it won’t be long before they come after her. Once again, Image is giving us a very promising new series with absolutely fantastic art by Rodin Esquejo and vibrant colors by Sonia Oback. And we should also admire the gorgeous logo design by Michael Lapinski (not only one of my friends from the Bendis board but also an author that has contributed to The Gathering just I have more than a few times). Mind the Gap is definitely worth checking out. I highly recommend it.
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Elle Peterssen, una chica normal, es atacada en la estación del metro. No tiene enemigos y sin embargo mucha gente la persigue. Ahora que está en coma, sus amigos y familiares intentan encontrar algunas respuestas. ¿Cuál es el misterio detrás de sus atacantes? ¿Y por qué, a pesar de estar en coma, su cerebro registra una actividad por encima de cualquier escala?

Debo admitir que nunca había leído algo de Jim McCann antes, aunque había interactuado con él varias veces en la página de Bendis. Cuando vi que anunciaba su nuevo proyecto personal, me interesé. Tal vez sentí que le debía una oportunidad después de hablar con él vía internet.  Pero hay algo más que me sedujo sobre este proyecto: Rodin Esquejo. Si tuviera que elegir a mi nuevo portadista favorito de los últimos dos años sería Esquejo. Recuerdo que una de las principales razones que me llevaron a comprar el primer ejemplar de Morning Glories fue su asombrosa portada. Y ahora que tenía la oportunidad de verlo dibujando absolutamente todo, sabía que no podía pasar esto por alto.

Y me alegra haber comprado el primer número de "Mind the Gap" por adelantado. Jim ha escrito un thriller intenso, con emoción, acción, drama y algunos momentos humorísticos; no sólo eso, se las ha arreglado para darle forma a los personajes principales y también ha incluido algunas pistas ocultas que los fans atentos al detalle sabrán apreciar.

Hay algo más que disfruté de este capítulo inicial. Elle está en el 'entre dos mundos', no está muerta ni viva del todo. Está en coma pero también está consciente en un extraño y etéreo limbo. Considero que este es un interesante enfoque al concepto de muerte simbólica de Jacques Lacan. De manera resumida, hay un impasse entre la muerte simbólica y la muerte de hecho (real). Porque la muerte no es sólo la ausencia de vida, es mucho más que eso, especialmente para nosotros. La necesidad de una muerte simbólica es necesaria para la gente. Lacan definía la muerte simbólica como una narrativa de cierre, como la sentencia final que uno debe murmurar para dejar ir a los muertos. Si cada cultura en el planeta respeta algún tipo de rito funerario es precisamente por eso. La muerte real llega naturalmente cuando el corazón deja de latir, pero la muerte simbólica es algo cultural, algo que depende del individuo y de su capacidad para lidiar con la pérdida. Aceptar la muerte significa ser capaces de escribir ese epitafio en nuestras cabezas, ser capaces de entender la vida de alguien y asumir su final.

Así que considero que Elle es una chica especialmente valiente porque aunque escucha a otros hablar sobre ella como si estuviera muerta, se rehúsa a creer que este es el fin. ¿Puede su consciencia regresar a su cuerpo? Nadie lo sabe, sólo hay una certeza... si la gente que intentó matarla ha fallado, entonces no tardarán mucho en encontrarla una segunda vez. Nuevamente, Image nos presenta una prometedora serie con el arte absolutamente grandioso de Rodin Esquejo y vibrantes colores Sonia Oback. Y también deberíamos admirar el fantástico logo diseñado por Michael Lapinski (que además de ser mi amigo en la página de Bendis también ha colaborado, al igual que yo, en The Gathering en varias ocasiones). "Mind the Gap" es realmente recomendable.

July 7, 2012

Pequeños Territorios - Luz Letts (Galería Lucía de la Puente)

Savage Grace (2007)
         Directed by Tom Kalin

"Savage Grace" is not a simple story about classical Oedipus complex. Sure, the symbolic death of the father might be found as well as a very literal carnal commerce with the mother. This film is mainly a story about a boy growing up and struggling with his existential dilemmas and dealing with that to which Jacques Lacan or Zizek would refer as "the real" in opposition to "reality". Here reality is that of a wealthy family with a life full of luxuries and eccentricities. But that's reality. The symbolic order. Beneath all that there is an excess, something that can be neither subdued nor fully explained.

Lacan also said that desire would be connected with the real. And thus when desire conquers everything, the ugly truth shows up in the surface. But I won't spoil the grim finale even to those who might have heard about the real case that inspired this story.

It's interesting, however, to observe that young Baekeland is in-between-places. His sexuality seems to surmount the models Lacan would include in his orthodox sexuation graphic. He has homosexual encounters at a very early age and then later on. But that does not seem to seclude him from other experiences (namely the incestuous aspect of the relationship with his mother).

I would say that the Baekeland's failure comes from his inability to articulate his desire. And this inability will lead him to act against his own interests in a most nefarious way. 
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Luz Letts
Rara vez falto a la galería Lucía de la Puente, y este jueves no fue la excepción. Con bastante puntualidad llegué a la inauguración de “Pequeños Territorios” de la prestigiosa artista Luz Letts. El primero que me saludó al entrar a la sala fue Roberto Cores; conversamos sobre los cuadros de Letts y llegamos a la conclusión de que hay en ellos un magnífico trabajo de dibujo, en donde el color adquiere un rasgo que va más allá del mero ornamento y agrega aún más densidad a estas insólitas y casi oníricas atmósferas. Cores, al igual que yo, opina que con esta muestra queda demostrada la evolución de Letts, que cada vez expresa con mayor acierto su mundo interno.

Fue divertido conversar con Cores, en los últimos meses hemos coincidido en muchas muestras pero no habíamos tenido la oportunidad de hablar por un buen rato. Justo me comentó que este lunes 9 sale en 3G (lo entrevistaron para discutir el tema de la fotografía en la era digital), así que no pienso perderme el programa. 
Luz Letts

Haroldo Higa
También me encontré con Hugo Alegre y Carmen Alegre, Dare Dovidjenko, Irene Tomatis, Rhony Alhalel, Ilse Rehder. Mientras tomaba un vaso de Haig Supreme, llegó José Arturo Lugón. Me quedé hablando con él y me comentó que en septiembre expone nuevamente en la Alianza Francesa de La Molina, sin duda una magnífica noticia.

Al mismo tiempo también se inauguraba “Entropía” de Haroldo Higa, una impactante propuesta que retorna a algunos de los materiales favoritos del artista para presentarnos esculturas llenas de significado. Sobre el uso y reúso del caucho color negro, Ilse Rehder compartió conmigo una idea realmente ingeniosa: que algún artista -quizá el propio Higa- se anime a recorrer la carretera rumbo al norte, soplete en mano, para hacer una escultura con la gran cantidad de llantas tiradas que se encuentran por el camino. Aunque me hubiera gustado quedarme hasta tarde, mis responsabilidades con Plus TV me obligaron a irme relativamente temprano. 

July 5, 2012

America’s Got Powers # 2 - Jonathan Ross & Bryan Hitch


“America’s Got Powers” is the most successful reality show ever produced. The audience is measured by the billions, and so it’s fair to assume that the entire world saw Tommy Watt defeating all adversaries in the arena with a level of power that no one has seen on Earth.

But now what will happen to this 17-year-old who has led, up until now, a rather meager existence. As  a matter of fact, Tommy had been constantly bullied in school, and back then his brother would defend him, but after he died in the arena of America’s Got Powers, Tommy has been ridiculed and humiliated by a lot of people. Now that he has the power to stand up on his own, will he abuse of those who mistreated him or will he emulate his heroic brother?

At the same time, now that Tommy is on his way of becoming the biggest TV superstar of the 21st century nothing seems to be certain in his life anymore. Does he still have feelings for the girl who would always try to look up for him in junior high? Or does he see her as a mere "transitional period", in other words a "puppy love" without relevance? The ability to experience the object of love as also the object of hate is a momentous developmental achievement. In other words, ambivalence is the sine qua non of maturity. To be without ambivalence is to be without concern. Tommy loves the girl or hates her for reminding him of his past as an outcast? He loves his brother for his courage or hates him for being his parents favorite (and the idol of millions)?
The painful past / el doloroso pasado

Tommy is also part of a support group for super-powered teens that, not unlike Alcoholics Anonymous, try to live without giving into the temptation of using their extraordinary abilities. Jonathan Ross has the brilliant idea of comparing the seduction of powers to addiction, an all-too common occurrence in adolescents. Whether it’s drug use, crime, or gangs, relapsing is quite frequent in teenagers, perhaps there’s a correlation between dependence and internalized abuse (present in Tommy’s case). These phenomena represent an unhealthy attachment to significant others while simultaneously "punishing" these same individuals, so it’s no wonder that Tommy’s love interest is also a part of this support group. By being addicts (to powers or drugs) these kids validate their status as horrible children in their parent’s eyes, while "confirming" their own negative self-concept. It also allows them to blame others for their destructive behaviors. In other words, here the adolescent remains cathected to the despised other. But what will happen now that Tommy is famous? And how could he refrain from using his powers again? What will happen when he enters into the lethal battlefield of America’s Got Powers?

Finally, I would like to point out Bryan Hitch’s great work. There is so much energy and gravitas in the flashback scenes (in which we see Tommy being abused by other boys). I also applaud his audaciousness by presenting pages with 7 and even 10 panels, something common in old comics but very rare nowadays. The last page I’m including is also quite revealing. If we pay attention to Hitch’s visual input some clues about Tommy’s private life become obvious: The dearth of sexual experience at such a young age is traduced in the masturbatory practices that Tommy seems to be so fond of. Now that he no longer has to share the bathroom with a roommate and with unlimited access to pornographic magazines (we get a glimpse of a couple of issues of Maxim on the floor) the teenager seems to abide by the old saying… idle hands, etc.

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Tommy's older brother / el hermano mayor de Tommy

“America’s Got Powers” es el reality show más exitoso de la historia. La audiencia se mide en billones, así que es lógico asumir que el mundo entero vio a Tommy derrotando a sus adversarios en la arena con un nivel de poder que nadie ha conocido en la Tierra.

Pero, ¿qué pasará con este chico de 17 años que, hasta ahora, ha vivido una existencia más bien desagradable? De hecho, Tommy había sido constantemente abusado en la escuela, en ese entonces su hermano lo defendía, pero luego de su muerte en la arena de America’s Got Powers, Tommy ha sido ridiculizado y humillado por mucha gente. Ahora que tiene el poder para defenderse, ¿abusará de aquellos que lo maltrataron o emulará a su heroico hermano?

Al mismo tiempo, ahora que Tommy está a punto de ser la más grande súper estrella de la televisión del siglo XXI, nada para ser cierto en su vida. ¿Aún tiene sentimientos por la chica que siempre lo defendía en el colegio? ¿O la ve simplemente como un "periodo transicional", en otras palabras, un "amor de cachorritos" sin relevancia? La habilidad para experimentar el objeto de amor como un objeto de odio es un logro importante. En otras palabras, la ambivalencia es el sine qua non de la madurez. Si no hay ambivalencia no hay preocupación. ¿Tommy ama a la chica o la odia por que le recuerda su pasado como marginal? ¿Ama a su hermano por su coraje o lo odio por ser el favorito de sus padres (y el ídolo de millones)?
the action begins / comienza la acción

Maxim magazines on the floor / las revistas Maxim en el piso
Tommy es también parte de un grupo de apoyo de adolescentes poderosos que, de modo similar a Alcohólicos Anónimos, intentan vivir sin ceder a la tentación de usar sus habilidades extraordinarias. Jonathan Ross tiene la brillante idea de comparar la seducción de los poderes con la adicción, una ocurrencia muy común en los jovencitos. Ya sea la drogadicción, el crimen o las pandillas, las recaídas son bastante frecuentes en los adolescentes, y tal vez hay una correlación entre dependencia y abuso internalizado (presente en el caso de Tommy). Estos fenómenos representan un vínculo nada saludable con otras personas que simultáneamente "castigan" a estos mismos individuos, así que no es ninguna sorpresa que el interés amoroso de Tommy también forme parte de este grupo de apoyo. Al ser adictos (a los poderes o a las drogas) estos chiquillos validan su estatus como niños horribles frente a los ojos de sus progenitores, mientras que "confirman" su auto-concepto negativo. Esto también les permite culpar a otros por sus conductas destructivas. En otras palabras, aquí el adolescente mantiene una catexis de desprecio hacia el otro. ¿Pero qué sucederá ahora que Tommy es famoso? ¿Y cómo podrá evitar usar sus poderes nuevamente? ¿Qué sucederá cuando entre al letal campo de batalla de America’s Got Powers?

Finalmente, me gustaría señalar el grandioso trabajo de Bryan Hitch. Hay mucha energía y dramatismo en sus escenas de flashback (en las que vemos a Tommy siendo abusado por otros muchachos). También aplaudo su audacia al presentar páginas con 7 o 10 viñetas, algo común en cómics antiguos pero raro hoy en día. La última página es bastante reveladora. Si prestamos atención a las pistas que Hitch nos proporciona sobre la vida privada de Tommy descubriremos un par de cosas: La carencia de experiencia sexual a tan temprana edad se traduce en las prácticas masturbatorias que tanto agradan a Tommy. Ahora que ya no debe compartir el baño con un compañero de habitación y con acceso ilimitado a revistas pornográficas (de un vistazo distinguimos un par de ejemplares de Maxim en el piso), el adolescente parece obedecer el viejo refrán... manos ociosas, etc.

July 3, 2012

Dándole pena a la tristeza - Alfredo Bryce Echenique


Desde el momento que leí “Un mundo para Julius” soy un fan incondicional de Alfredo Bryce Echenique. Además de una enorme admiración literaria, he llegado a quererlo como se aprecian a las figuras heroicas o famosas que observamos siempre a la distancia.

Y sin embargo, esa lejanía se ha ido acortando, primero gracias al par de libros que Alfredo me autografió,  y segundo, gracias a haber coincidido con él en más de un evento. En una ocasión, incluso, intentando tomar más que el propio Alfredo, el alcohol se me subió tanto a la cabeza que terminé conversando con él como si fuera un amigo suyo, y él, por supuesto, en su generosidad sin límites aceptó mi cháchara inofensiva y accedió, incluso, a que nos tomaran no una, ni dos sino tres fotos seguidas.

El día de ayer, me importó un comino que no estuviesen listos los guiones que debía escribir para Plus TV. A las 6pm, mi día terminó. Y en ese momento, la noche empezó. Me fui volando al Country de San Isidro, esa bellísima mansión republicana que nos reconcilia con un pasado más señorial y más elegante, más al estilo de la familia de Julius en la emblemática novela de Bryce.

Y allí, mientras un grupo de personas se apretujaba en la entrada, sin poder cruzar el umbral al no estar invitados, mi tarjeta de invitación me permitió abrirme paso y llegar puntualísimo y, por qué no, elegantísimo, al salón virreinal de tan ínclito hotel sanisidrino. Me senté en las primeras filas y a los pocos minutos Germán Coronado presentaba a Federico Camino Macedo, Alonso Cueto Caballero y Fernando Carvallo Rey, quienes comentarían “Dándole pena a la tristeza” de Alfredo Bryce Echenique.
El famoso hotel inmortalizado en "Un mundo para Julius"

Las últimas muestras a las que he asistido
Empezó Federico “Fico” Camino, profesor de filosofía de la PUCP, con una tierna anécdota sobre su amistad con Alfredo, que data desde que ambos eran niños muy pequeños. En contra de lo que hubiese imaginado, el filósofo manejó con gran prestancia el humor y logró que todos nos riéramos y nos emocionáramos con sus palabras. Luego habló Alonso Cueto, que ha sido mi profesor de literatura en la PUCP, y mediante un agudo análisis de la sociedad limeña -de esa manía tan nuestra de salir bien en la foto y preocuparnos solamente del qué dirán- interpretó la más reciente novela de Bryce como una carta de amor y protesta. 

En esa misma línea, Fernando Carvallo, hermano de Constantino Carvallo, el director y fundador de mi colegio, los Reyes Rojos, también explicó la importancia de la familia tradicional limeña y los grupos de poder de nuestro país, que se ven retratados en este libro, aclaró también, que etimológicamente la palabra familia deriva del grupo de esclavos que obedecía a un solo amo en las grandes casas romanas de la época imperial, por algún extraño motivo, la palabra familia ingresó a los idiomas romances, el castellano entre ellos, y permaneció. ¿No somos a veces esclavos de nuestros apellidos más que esclavos de nuestros propios genes?
Medio año de muestras de arte

El último en hablar, por supuesto, fue Alfredo Bryce Echenique que, como fiel admirador del Tristram Shandy de Laurence Sterne, divagó y se fue por las ramas para regresar finalmente a un solo tema central, que es y siempre ha sido columna vertebral de su inagotable obra: los amigos son el único refugio contra la soledad. Bryce contó algunos hechos muy divertidos, habló de cine, de sus películas y actrices favoritas, de algunos cómicos episodios ocurridos en diversos bares a lo largo de varios años, y habló sobre todo de no estar nunca solo porque siempre lo acompañan sus fantasmas. 

Desde hace ya ocho años que tengo el privilegio de escuchar a Bryce hablar en vivo y en directo, y debo decir que esta vez, a pesar de toda su facundia, lo noté ligeramente apagado. Intuyo que de algún problema sentimental se debe tratar. 
Al final, todos aplaudimos y pasamos a la simpática terraza en la que solícitos mozos nos esperaban con copas de vino, vasos de whisky y, cómo no, vodka tonic (trago de bandera de Alfredo), además de deliciosos bocaditos gourmet. Allí saludé a Alonso Cueto, a Germán Coronado, a Martha Muñoz, a Rosa Acevedo y a Mario Cisneros. También aproveché para conversar con mi amigo Joshua Peña Böttcher, a quien también conozco desde que tenía cinco años y con quien también espero, algún día, si llego a tener muchos libros publicados, compartir anécdotas como las que relataba Fico Camino. También saludé al papá de Joshua, Sául Peña Kolenkautsky. Me encontré también con la mamá de otro de mis más cercanos amigos, Carmen González Cueva, y nos quedamos conversando algunos minutos hasta que pasó su chofer a recogerla. En el transcurso de la noche también saludé a Paco Sanseviero (librería El Virrey), a María Elena Fernández (Dédalo), a Eduardo Lores y a José Medina (ArtMotiv). 

En alguna entrevista, Bryce ha confesado que “Dándole pena a la tristeza” era una de las frases que usaba su nana, para indicar que estaba en las últimas. Con el libro bajo mi brazo, recordé a Juana Cueto, la maravillosa mujer chinchana que trabajaba en mi casa y que era como una segunda madre para mí. Ella también, en sus últimos días, estaba tan mal que le daba pena a la tristeza, y muchísima más pena a mí, que la vi partir a su Chincha natal en junio del 2010 para ya nunca más regresar al mundo de los vivos. El mes pasado se cumplen dos años de su ausencia, y la sigo recordando, y me sigue haciendo falta todos los días. Quizá, movido un poco por las palabras de Bryce, recordé que en lo trágico también puede haber humor, y que en lo humorístico también puede haber tragedia, y entonces, con un whisky en mis manos me despedí del hotel del Country.

Arcadio B.

July 2, 2012

June Films / películas de junio


Half the year is already gone, and although this month I barely had enough free time, I did manage to watch 13 films. That’s right, a lucky number for sure. Let’s start with Prometheus (2012) directed by Ridley Scott, I wasn’t really sure what to expect from this prequel to Alien (1979), one of my all-time favorite films (it’s on my personal top 100) but I found the story quite fascinating, the moments of suspense and revulsion provoked by the alien creatures simply took my breath away. Noomi Rapace is a very convincing character whose fortitude and courage reminds us of Ripley (Sigourney Weaver) and Michael Fassbender does an amazing job as the space ship’s android. Another pleasant surprise was My Week with Marilyn (2011) directed by Simon Curtis, here Michelle Williams plays Marilyn Monroe, and she manages to convince us, the viewers, that she is in fact the most famous and adored American actress; as she stays a few weeks in England to work with Sir Lawrence Olivier (Kenneth Branagh) in his newest production, she has an affair with Eddie Redmayne (famous for his role as a gay teenager in “Savage Grace”), a young man who seems to be able to make her happy; the tormented mind of the actress and the lonely life of a superstar are dramatic enough, but there is also a special introspectiveness about this film that makes it quite unique. I loved it. 


I never got around to I Am Number Four (2011) when it was originally released, I didn’t have much interest in it, but then I found out that Alfred Gough and Miles Millar (the writers behind the TV series “Smallville”) were involved in this so I gave it a chance. It has some pretty interesting moments, and a couple of scenes that capture the essence of teen marginalization. Alex Pettyfer is a high school student with superpowers, and his best friend is Callan McAuliffe (famous for his role as a gay boy in “Franswa Sharl”), a younger kid that is constantly bullied by his peers; there are some weak moments and plot holes, though. Breck Eisner’s The Crazies (2010) is one of those rare horror films that reconcile you with the genre and make you remember its endless possibilities: Timothy Olyphant and Radha Mitchell are a married couple living an ordinary life in a small town. But then one day one of their neighbors loses his mind and threatens to kill people, in a matter of days, more and more men and women get crazy, and in their craziness they find every conceivable way to murder other people. Similar to the zombie subgenre, executive producer George A. Romero and Breck Eisner offer us a deeply disturbing story, in which mistrust and frenzy killings are the norm. Extraordinary. I recommend it to every horror fan out there.  


I’ve always had a strong fascination towards teenagers and high school life in general. So it’s no wonder that I usually pay a lot of attention to juvenile series or films that involve students. As I sat down to watch Watercolors (2008), I felt that some of the proposals of director David Oliveras were very audacious, he presents the homosexual romance between two underage boys (Tye Olson and Kyle Clare), one of them is a swimmer obsessed with winning a golden medal, the other is an artist, preoccupied only in painting his friend in the nude. Together, they complement each other; unfortunately, life will keep them apart. It has a very sad ending, and some really touching scenes. Another fantastic film about kids is Afterschool (2008) directed by Antonio Campos, some have qualified this is a combination between Gus Van Sant and Michael Haneke, and we can sure perceive some of that sensibility since the opening sequence, in which we find Ezra Miller watching a porno movie and masturbating, until his best friend Jeremy Allen White enters into his room and interrupts his solitary activity. The two kids are in a boarding school and share the same room, but whereas the friend is popular and outgoing, the protagonist is withdrawn and ostracized. The loneliness of Ezra’s character is so tangible that we can almost feel it. And when two girls die on school ground all hell breaks loose. A truly fascinating, honest and cruel look at the world of teenagers nowadays. 


Alexander Bracq’s Seeing Heaven (2010) is a peculiar movie about a gay hustler that is looking for his twin brother. He eventually ends up as an actor in the gay porn industry which is rather convenient for him as he has premonitory visions every time he has sex with another man. I consider Seeing Haven has one or two good things going on, but in general lines it’s a bit disappointing. Andrew Haigh’s Weekend (2011) synthetizes the beginning of a sexual and sentimental relationship between Tom Cullen and Chris New; this is a courageous story about two men that try to imagine a life together even though nothing is ever easy for them. This independent production talks about the ever elusive nature of love, about discrimination and about what it means to be gay in a small British city. House of Boys (2009) by Jean-Claude Schlim centers around the relationship between Layke Anderson and Benn Northover, the first one is a gay young man that decides to work as a dancer in a club of questionable reputation, there he meets another dancer, the only one in the entire building that claims to be straight, but eventually the two of them become lovers. This, however, is the 80s and that means AIDS, one of them is now doomed to die.


I had the good fortune of finding two very curious British productions. Aisling Walsh’s A Song for a Raggy Boy (2003) is a tale about a boarding school for underprivileged children, there Aidan Quinn arrives as the new teacher and he soon begins to change the miserable life of his students. He teaches them how to read, he makes them feel proud about themselves, but he can’t fight against the vices of one of the priests, who beats up the lads until they bleed, or the even more despicable depravity of another priest who anally rapes those boys he considers pretty. This is a film about suffering and despair, but it’s also a story about a man who does everything he can to help these defenseless children. Ken Loach’s Kes (1969) is like a documentary about life in the working British class, we understand poverty as we see David Bradley sleeping with his brother on the same bed, we admire the failures of the boy’s teachers, and the constant hostility in and outside school. Eventually, the protagonist, a young boy, finds solace by training a kestrel, but of course, this is not the kind of movie that has a happy ending.


Finally, I also saw Pixote: a lei do mais fraco (1981), a Brazilian production that tackles child delinquency, prostitution and drug addiction. As a young boy is sent to a correctional facility, he fears for his life as he observes how the older boys rape the youngest ones every night, the brutality of his peers is quite frightening, and eventually Pixote runs away only to find out that living on the streets is even more dangerous and dreadful. Torzók (2001) is a heartbreaking story about a Hungarian boarding school. Director Árpád Sopsits rebuilds the childish fantasies of a young boy and his yearning for freedom, literally trapped in a rigid institution, he discovers alongside his friends the wonders of sexuality, the cold of the winter and the never ending hunger. Finally, he decides to escape with his closest friends, but a terrible disgrace will fall upon them. A realistic and tragic tale that reminds us just how cruel adults can be to children.
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Estamos a mitad de año, y aunque este mes apenas tuve un poco de tiempo libre, me las arreglé para ver 13 películas. Así es, el número de la suerte. Empecemos con "Prometheus" (2012) de Ridley Scott, no estaba seguro de lo que nos depararía esta precuela de Alien (1979), uno de mis films favoritos (está en mi top 100) pero esta historia es bastante fascinante, los momentos de suspenso y repulsión provocados por las criaturas alienígenas simplemente me dejaron sin aliento. Noomi Rapace es un personaje convincente con una fortaleza y un coraje que nos recuerdan a Ripley (Sigourney Weaver) y Michael Fassbender hace un asombroso papel como el androide de la nave. Otra placentera sorpresa fue "My Week with Marilyn" (2011), dirigida por Simon Curtis, aquí Michelle Williams interpreta a Marilyn Monroe, y nos convence, como espectadores, que ella es de hecho la más famosa y adorada actriz norteamericana; al quedarse unas semanas en Inglaterra para actuar en la nueva producción de Sir Lawrence Olivier (Kenneth Branagh), tiene un amorío con Eddie Redmayne (famoso por su papel de adolescente gay en “Savage Grace”), un joven que parece ser capaz de hacerla feliz; la atormentada mente de la actriz y la solitaria vida de una superestrella son drama suficiente, pero hay un nivel de introspección en este film que lo hace único. Me encantó.


Nunca le presté atención a "I Am Number Four" (2011)  cuando la estrenaron, pero luego me di cuenta que Alfred Gough y Miles Millar (los escritores de la serie de televisión “Smallville”) estaban involucrados en esto, así que me animé. Tiene algunos momentos interesantes, y un par de escenas que capturan la esencia de la marginalización adolescente. Alex Pettyfer es un alumno de secundaria con súper-poderes, y su mejor amigo es Callan McAuliffe (famoso por su rol de muchachito gay en “Franswa Sharl”), un chico menor que sufre constantes abusos; eso sí, hay algunos momentos flojos y huecos argumentales.  "The Crazies" (2010) de Breck Eisner es uno de esos raros films de terror que te reconcilian con el género y te hacer recordar su potencial ilimitado: Timothy Olyphant y Radha Mitchell están casados y viven una vida ordinaria en un pueblito. Pero un día, uno de sus vecinos enloquece y amenaza con matar gente, en cuestión de días, más y más hombres y mujeres pierden la cordura, y en su demencia encuentran todas las formas concebibles de asesinar a otras personas. Similar al subgénero zombi, el productor ejecutivo George A. Romero y Breck Eisner nos ofrecen una historia profundamente perturbadora, en la que la desconfianza y los asesinatos frenéticos son la norma. Extraordinaria, la recomiendo a todos los fans del cine de terror.


Siempre he tenido una fuerte fascinación por la adolescencia y la vida en la secundaria. Así que no es ninguna sorpresa que preste mucha atención a series juveniles o películas que involucran estudiantes. Cuando me senté a ver "Watercolors" (2008), sentí que algunas de las propuestas del director David Oliveras eran muy audaces, él presenta el romance homosexual entre dos chicos menores de edad (Tye Olson y Kyle Clare), uno de ellos es un nadador obsesionado con ganar una medalla de oro, el otro es un artista, preocupado por dibujar a su amigo al desnudo. Juntos, se complementan; desafortunadamente, la vida los apartará. Tiene un final muy triste, y algunas escenas realmente conmovedoras. Otro fantástico film sobre chiquillos es "Afterschool" (2008) de Antonio Campos, algunos notan la influencia combinada de Gus Van Sant y Michael Haneke, y podemos percibir esa sensibilidad desde la secuencia inicial, en la que encontramos a Ezra Miller mirando una película porno mientras se masturba, hasta que su amigo Jeremy Allen White entra a la habitación e interrumpe la solitaria actividad. Los dos chicos viven en un internado y comparten la misma habitación, pero mientras el amigo es popular y extrovertido, el protagonista es retraído y aislado. La soledad del personaje de Ezra es tan tangible que podemos casi palparla. Y cuando dos chicas mueren en el colegio, el infierno se desata. Una mirada verdaderamente fascinante, honesta y cruel sobre el mundo de los adolescentes de hoy.


"Seeing Heaven" (2010) de Alexander Bracq es una película peculiar sobre un prostituto gay que busca a su hermano gemelo. Eventualmente, recae en la industria porno gay, algo que le conviene porque él tiene visiones premonitorias cada vez que tiene sexo con otro hombre. Considero que "Seeing Heaven" tiene una o dos cosas buenas, pero en líneas generales decepciona. "Weekend" (2011) de Andrew Haigh sintetiza el comienzo de una relación sentimental y sexual entre Tom Cullen y Chris New; este es un valiente relato sobre dos hombres que intentan imaginar una vida juntos aunque todo está en su contra. Esta producción independiente habla sobre la naturaleza elusiva del amor, sobre la discriminación y sobre lo que significa ser gay en una pequeña ciudad británica. "House of Boys" (2009) de Jean-Claude Schlim gira en torno a la relación entre Layke Anderson y Benn Northover, el primero es un joven gay que decide trabajar de bailarín en un club de dudosa reputación, allí conoce a otro bailarín, el único en todo el edificio que afirma ser heterosexual, pero eventualmente los dos se convierten en amantes. Sin embargo, son los 80s, y eso significa SIDA, uno de ellos está condenado a morir.


Tuve la buena suerte de encontrar dos curiosas producciones británicas. "A Song for a Raggy Boy" (2003) de Aisling Walsh nos lleva a un internado poblado por niños de escasos recursos, allí, Aidan Quinn será el nuevo profesor y pronto cambiará las miserables vidas de sus estudiantes. Les enseña a leer, y hace que se enorgullezcan de ellos mismos, pero él no puede pelear contra los vicios de uno de los sacerdotes, que golpea a los muchachos hasta hacerlos sangrar, o la depravación aún mayor de otro cura, que viola a los chicos que él considera más lindos. Este es un film sobre el sufrimiento y la desesperanza, pero también sobre un hombre que hace todo lo que puede para ayudar a estos chavales indefensos. "Kes" (1969) de Ken Loach es como un documental sobre la clase obrera británica, entendemos la pobreza al ver a David Bradley durmiendo en la misma cama con su hermano, admiramos el fracaso de los profesores del muchachito, y la constante hostilidad dentro y fuera del colegio. Eventualmente, el protagonista, un niñito, encuentra solaz al entrenar a un azor, pero por supuesto, esta no es la clase de películas que tiene un final feliz.


Finalmente, también vi "Pixote: a lei do mais fraco" (1981), una producción de Brazil que lidia con la delincuencia infantil, la prostitución y la drogadicción. Cuando un niño es enviado a una correccional, teme por su vida al observar como los chicos más grandes violan a los más pequeños todas las noches, la brutalidad de sus compañeros es terrorífica, y eventualmente Pixote huye sólo para descubrir que la vida en las calles es incluso más peligrosa y terrible. "Torzók" (2001) es una entristecedora historia sobre un internado en Hungría. El director Árpád Sopsits reconstruye las fantasías infantiles y el ansia de libertad de un pequeño niño, literalmente atrapado en una rígida institución, él descubre con sus amigos los misterios de la sexualidad, el frío invernal y el hambre que nunca se detiene. Finalmente, deciden escapar, pero una terrible desgracia los aguarda. Una realista y trágica narración que nos recuerda la crueldad de los adultos con los niños.