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July 16, 2013

Young Avengers # 5 - Kieron Gillen & Jamie McKelvie

You must kill your father. At least symbolically. That’s what Freud tells us. And faithful to the quandaries of the Oedipus complex, Billy (Wiccan), Teddy (Hulkling), Noh-Varr (Marvel Boy), Kate Bishop (Hawkeye) and Loki (Thor’s brother) will have to do just that: exterminate their parents. But annihilating a horde of adults possessed by an extra-dimensional-motherly demon is easier said than done.

And once you kill your father, you’re supposed to have sex with your mother, or at least that’s what good old Oedipus did many and many a century ago. Of course, the result is guilt, guilt intense enough that you’ll feel forced to rip off your own eyes and blindly bathe in your own blood. It’s quite funny that for some (very traditional) psychoanalysts, failure in overcoming the Oedipus complex will provoke a sexual “deviation” in the individual, thus replacing heterosexuality with homosexuality. Nothing further from the truth, but still, there’s something deliciously (anti) Oedipal going on in Wiccan’s head. Unable to kill his father, let alone have carnal knowledge with his mother (symbolically, of course), Billy can only think of killing himself.    
“I wish I was someone better”, declares Wiccan. This self-loathing, these feelings of inadequacy are part of the growing pains we all experience. I know I can relate to it. And this is not the first time we see Billy depressed. In the last issue of Allan Heinberg’s Avengers the Children’s Crusade, he spends a month secluded in his house, disheartened, sad and hopeless, and it’s only thanks to Teddy’s care and loving gestures that he manages to recover. Now, however, Billy takes a more drastic decision. He puts a gun to his head… and he shoots. Loki’s timely intervention saves Billy’s life. But the decision to pull the trigger, to consider suicide as an option is still there. And that doesn’t wash away easily, and it will surely come back to haunt him in the future.
How desperate must you be if you consider suicide as an option? /
¿Qué tan desesperado debes estar si consideras el suicidio como una opción?

In a final battle against hundreds of possessed adults, the combined power of Wiccan’s reality-altering powers and Loki’s eldritch energies are finally sufficient to neutralize the enemy. The Young Avengers get inside Marvel Boy’s spaceship, but before flying they must activate the “Kirby engines” that are “Imagination engines […] sparked by belief”. And thus, “powered by teenage delusions”, the vessel takes off at last. 

The pages of this fifth issue are just breathtakingly beautiful. Jamie McKelvie deserves a place among the best artists of the year. There’s an indelible artistic unity in McKelvie’s work, his lines are melodious, undulating, they flow in front of our eyes, and get inside of our heart. Because what the British artist shows us is true emotion: when we see Billy crying, about to pull the trigger, we feel that emotion; when Loki stops him from committing suicide, we see the teenager’s anguish.

The fighting sequence is another delightful example of creativity. The panels’ composition revolves around a central pentagram (with Loki in the middle) and several fighting snapshots that take place simultaneously and that can be read in order or in disorder without affecting the narrative integrity. 

In the end, Billy is forced to say goodbye to his parents. By creating a distance, he finally is “killing” them in Oedipal terms. Teddy hugs Billy lovingly, and thus “neck deep in crazy teenage hormones”, this awesome saga concludes. Gillen and McKelvie have proved that you don’t need the typical six-issue arc to tell one of the best Marvel stories of the year.
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Loki saves Billy / Loki salva a Billy

Debes matar a tu padre. Al menos simbólicamente. Eso es lo que Freud nos dice. Y fiel a los predicamentos del complejo de Edipo, Billy (Wiccan), Teddy (Hulkling), Noh-Varr (Marvel Boy), Kate Bishop (Hawkeye) y Loki (el hermano de Thor) tendrán que hacer justamente eso: exterminar a sus padres. Pero aniquilar una horda de adultos poseídos por un demonio maternal-extra-dimensional no será nada sencillo.

Y una vez que matas a tu padre, se supone que debes tener sexo con tu madre, o al menos eso es lo que el bueno de Edipo hizo hace muchos, muchísimos siglos. Por supuesto, el resultado es la culpa, una culpa tan intensa que te obligará a arrancarte los ojos y bañarte en tu propia sangre. Es bastante divertido que para algunos (muy tradicionales) psicoanalistas, si no se supera el complejo de Edipo, el individuo será un "desviado" sexual, y la heterosexualidad será reemplazada por homosexualidad. Nada más lejos de la verdad, pero aún así, hay algo deliciosamente (anti) edípico en la cabeza de Wiccan. Incapaz de dar muerte a su padre, mucho menos de tener comercio carnal con su madre (simbólicamente, claro está), Billy sólo puede pensar en matarse a sí mismo.
Extraordinary composition / extraordinaria composición
"Desearía ser alguien mejor", declara Wiccan. El odio a sí mismo y esos sentimientos de inadecuación son parte del doloroso proceso de crecer, y todos hemos pasado por algo así. Sé que me siento identificado con todo ello. Y esta no es la primera vez que vemos a Billy deprimido. En el último número de “Avengers the Children’s Crusade” de Allan Heinberg, él se encierra en su casa por un mes, descorazonado, triste, sin esperanzas, y es solamente gracias a al cuidado y los gestos cariñosos de Teddy que logra recuperarse. Ahora, sin embargo, Billy toma una decisión más drástica. Se pone una pistola en la cabeza... y dispara. La oportuna intervención de Loki salva a Billy. Pero la decisión de jalar el gatillo, de considerar el suicidio como una opción sigue allí. Y eso no se va fácilmente, y seguramente regresará a acosarlo en el futuro. 
Billy and Teddy: teens in love / Billy y Teddy: adolescentes enamorados

En la batalla final contra cientos de adultos poseídos, el poder combinado ‘altera-realidad’ de Wiccan y las energías arcanas de Loki finalmente son suficientes para neutralizar al enemigo. Los Jóvenes Vengadores entran a la nave de Marvel Boy, pero antes de volar deben activar los "motores Kirby" que son "motores de la imaginación [...] encendidos por creencias". Y de este modo, "energizado por alucinaciones adolescentes" el bajel por fin despega. 

Las páginas de este quinto número son tan hermosas que nos dejan sin aliento. Jamie McKelvie merece un puesto entre los mejores artistas del año. Hay una unidad artística indeleble en la obra de McKelvie, sus líneas son melodiosas, ondulatorias, flotan frente a nuestros ojos, y se meten en nuestro corazón. Porque lo que el artista británico nos muestra es emoción de verdad: cuando vemos a Billy llorando, a punto de jalar el gatillo, sentimos esa emoción; cuando Loki le impide suicidarse, vemos la angustia del adolescente. 

La secuencia de pelea es otro delicioso ejemplo de creatividad. La composición de las viñetas gira en torno a un pentagrama central (con Loki en el medio) y varias tomas de la pelea en simultáneo que pueden ser leídas en orden o en desorden, sin afectar la integridad narrativa.

Al final, Billy se ve obligado a despedirse de sus padres. Al crear una distancia, finalmente él los está "matando" en términos edípicos. Teddy abraza a Billy cariñosamente y, así "sumergidos hasta el cuello en hormonas adolescentes" esta asombrosa saga concluye. Gillen y McKelvie han demostrado que no es necesario el típico arco argumental de seis números para contar una de las mejores historias de Marvel del año.