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October 3, 2014

Miracleman # 9 - Alan Moore & Rick Veitch

Rick Veitch
Almost 30 years ago, “Scenes From the Nativity” (published in Eclipse’s Miracleman # 9, July 1986) became the most controversial comic book in the American industry. The problem wasn’t violence or swearing, neither could it be boiled down to ideologies or politics. The issue that caused an uproar in fans and comic book sellers perhaps was better described in the warning label that appeared on the original cover: “graphic scenes of childbirth”. Indeed, the idea of depicting a childbirth explicitly was seen as many as an effrontery, an audacious challenge to America’s most conservative morality.

I must say I had read several articles about what this issue meant for the history of the ninth art. It would be interesting to observe the evolution of the audience in the past 3 decades. Do readers still consider childbirth as something obscene? Is the birth sequence still seen as something disgusting? A human head protruding through a vagina continues to be a taboo? I cannot answer those questions, but I think it’s interesting to note that Marvel decided to include not one but two warnings on the cover, perhaps confirming with such caution that yes, after 30 years, American readers are still as puritan as ever.

Nevertheless, the birth sequence is a primordial element of Alan Moore’s narrative. This is a chapter that could not have been told in any other way: “In the careless and foggy continuum of our lives, these precious moments burn like suns: birth, death… these are the moments when we are real”. We had seen death before, and now it’s our turn to see a baby being born. 
John Totleben

During 16 pages, Miracleman meditates about life and death, about his origin, his purpose, his miraculous powers and extraordinary abilities, and how this particular moment means so much to him. Michael Moran was sterile, Miracleman wasn’t. And Liz was more than happy to conceive his son. There has been so much death in previous issues, and now, all of a sudden, the presence of a new life puts a smile on Miracleman’s face.

It’s interesting to observe how violence never seems to pose much of a problem for the American entertainment industry, however, whenever sex or nudity are involved, the complaints begin. It’s still difficult for me to understand how a reader could find obscenity in that which is the most natural of acts: birth. Perhaps only those who are very afraid of the human body and its possibilities find all this quite frightening.

The penciler of this ninth issue is Rick Veitch; and the inker, Rick Bryant. Together they reaffirm the visceral elements of the birth, combining ferocity and tenderness in the same frame. The original cover was drawn by the magnificent John Totleben, and it is an amazing image, a peaceful expression of beauty, with just the necessary amount of details. Rick Veitch is in charge of the current cover.
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Miracleman & Liz

Hace casi 30 años, “Escenas de la natividad” (publicado en Miracleman # 9 de Eclipse, en julio de 1986) fue el cómic más controversial de la industria estadounidense. El problema no era la violencia ni las palabras inapropiadas, tampoco podría reducirse a ideologías o política. Lo que causó la ira de los fans y los vendedores de cómics tal vez quedó mejor descrito en la etiqueta de advertencia que aparecía en la portada original: “escenas gráficas de nacimiento”. Ciertamente, la idea de retratar un nacimiento explícitamente fue vista por muchos como una afrenta, un audaz desafío a la moral más conservadora de Estados Unidos.

Debo decir que había leído varios artículos sobre lo que significó este número para la historia del noveno arte. Sería interesante observar la evolución de la audiencia en las últimas 3 décadas. ¿Los lectores todavía consideran el nacimiento como algo obsceno? ¿La secuencia del parto aún es vista como algo repugnante? ¿Una cabeza humana que sale por una vagina continúa siendo un tabú? No puedo responder esas preguntas, pero creo que es interesante notar que Marvel decidió incluir no una sino dos advertencias en la portada, tal vez confirmando con semejante cautela que sí, después de 30 años, los lectores estadounidenses siguen siendo tan puritanos como siempre.

No obstante, la secuencia del nacimiento es un elemento primordial de la narrativa de Alan Moore. Este es un capítulo que no podría haber sido contado de otra forma: “En el insignificante y nebuloso continuo de nuestras vidas, estos momentos preciosos queman como soles: nacimiento, muerte… estos son los momentos en los que somos reales”. Habíamos visto a la muerte antes, y ahora es el turno de ver cómo nace un bebé.
explicit childbirth / nacimiento explícito

Durante 16 páginas, Miracleman medita sobre la vida y la muerte, sobre su origen, su propósito, sus milagrosos poderes y extraordinarias habilidades, y cómo este momento en particular significa tanto para él. Michael Moran era estéril, Miracleman no lo es. Y Liz estaba feliz de concebir su hijo. Hubo tanta muerte en números anteriores, y ahora, de pronto, la presencia de una nueva vida pone una sonrisa en el rostro de Miracleman.

Es interesante observar cómo la violencia nunca parece causar problemas en la industria del entretenimiento estadounidense; sin embargo, cada vez que hay sexo o desnudez involucrados, las quejas comienzan. Aún es difícil para mí entender cómo un lector podría encontrar obscenidad en el más natural de los actos: el nacimiento. Tal vez sólo aquellos que le tienen miedo al cuerpo humano y a sus posibilidades consideren esto como algo alarmante.

El dibujante de este noveno número es Rick Veitch; y el entintador, Rick Bryant. Juntos reafirman los elementos viscerales del nacimiento, combinando ferocidad y ternura en el mismo marco. La portada original fue dibujada por el magnífico John Totleben, y es una imagen asombrosa, una pacífica expresión de belleza, con la cantidad necesaria de detalles. Rick Veitch está a cargo de la portada actual.