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February 14, 2024

X-Men: I, Magneto - Chris Claremont & Dave Cockrum

A few years ago, I started reviewing the classic Chris Claremont and Dave Cockrum run on this blog, beginning with Second Genesis, the story that brought us the X-Men team most fans are familiar with (Wolverine, Storm, Colossus, Cyclops, etc.). I gladly reviewed those issues as a steppingstone towards the run I was truly interested in: Chris Claremont and John Byrne, which didn’t just redefine the X-Men title but the entire superhero genre. I honestly don’t think we could find anything as grandiose, as vibrant and as classic as those X-Men issues co-written by Claremont and Byrne, and beautifully illustrated by Byrne. 

Dave Cockrum

However, as the saying goes, all good things must come to an end, Byrne’s departure after Uncanny X-Men # 143 meant that Claremont regained full control of the title, which he had reluctantly relinquished to appease the creative demands of superstar John Byrne. As a I said before, this obviously meant a change in tone and style. I will have to admit that it feels quite strange to see Cockrum returning to a title that became the bestselling comic thanks to Byrne. I wonder if it was difficult for the veteran artist to come back to a place that had been elevated by the talent of someone who, out of modesty, didn’t consider himself more than a pupil. This was a good example of a student besting his teacher. And as much as I appreciate Cockrum’s art, whenever I read these comics I can’t stop missing Byrne. 
Dave Cockrum

“Cry, Mutant” (originally published in Uncanny X-Men # 148, August 1981), written by Chris Claremont, penciled by Dave Cockrum, inked by Joe Rubinstein and colored by Glynis Wein, introduces Caliban (named after one of the main characters in Shakespeare’s Tempest). In later decades, Caliban will become a major player in Peter David’s X-Factor, but here he’s merely a secondary character. Most important, perhaps, is the fact that Caliban admits that he lives in an ‘underworld home’, clearly a reference to the large amount of mutants living underground, in the sewers of New York city, a premise Claremont will elaborate further in subsequent years. 

Another important plotline shows us Cyclops running around in an ancient city which has existed long before humans stepped foot on this world. In a magnificent double page spread, Cockrum shows us the design of this nightmarish city, which is a clear homage to H.P. Lovecraft’s Cthulhu Mythos. This plotline continues in “And the Dead Shall Bury the Living” (Uncanny X-Men # 149, September 1981), written by Chris Claremont, penciled by Dave Cockrum, inked by Joe Rubinstein, and colored by Don Warfield. Here, a confrontation between the X-Men and the powerful Garokk announces the presence of Magneto. 

Scott Summers

The last comic included in The Uncanny X-Men Omnibus Vol. 2 is “I, Magneto” (Uncanny X-Men # 150, October 1981). Since I decided to buy both omnibus volumes exclusively because of my interest in John Byrne’s run, I’m still unsure about whether or not I should purchase the third volume (something tells me I might end up doing it sooner rather than later). The protagonist of this issue is the X-Men’s greatest nemesis, the master of magnetism, Magneto himself. Claremont writes it, Cockrum pencils it, and Joe Rubinstein and Bob Wiacek inks it, while Glynis Wein colors it. 

Caliban

First, we see Magneto in one of his many megalomaniac monologues about destroying the world. One of my favorite sequences happens when the X-Men arrive to the ancient city in which Cyclops has been wandering around. Storm gains access to Magneto’s quarters, and there, under the darkness of the night, she plots to kill him. It’s an intense moment in which storms questions herself about the morality of what she’s about to do, and Magneto’s quick reaction proves how lethal he can be as an enemy. The X-Men will fight against Magneto, as can be expected.

Kitty Pride, Caliban, Spider-Woman & Storm

 The best sequence comes after the confrontation, when for one second Magento regains his own sense of humanity: “In my zeal to remake the world, I have become much like those I have always hated and despised”, he admits. To which Storm replies “The dream was good, is good. Only the dreamer has become corrupted”. The circle is completed, from an initial outburst of hate that made Magneto threaten the world and Storm try to murder him in his sleep, to challenging our innermost perceptions, of ourselves and the world around us. I think in moments like this, Claremont shines as a writer.
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Hace unos años, comencé a reseñar la etapa clásica de Chris Claremont y Dave Cockrum en este blog, comenzando con Second Genesis, la historia que nos trajo el equipo de X-Men con el que la mayoría de los fanáticos están familiarizados (Wolverine, Storm, Colossus, Cyclops, etc. .). Con mucho gusto reseñé esos cómics como un trampolín hacia la etapa que realmente me interesaba: Chris Claremont y John Byrne, quien no solo redefinió el título de X-Men sino todo el género de superhéroes. Honestamente, no creo que podamos encontrar algo tan grandioso, tan vibrante y tan clásico como esos números de X-Men coescritos por Claremont y Byrne, y bellamente ilustrados por Byrne.

Garokk

Sin embargo, como dice el refrán, todo lo bueno debe llegar a su fin, la partida de Byrne después de Uncanny X-Men # 143 significó que Claremont recuperó el control total del título, al que había renunciado a regañadientes para apaciguar las demandas creativas de la superestrella John Byrne. Como dije antes, esto obviamente significó un cambio de tono y estilo. Debo admitir que resulta bastante extraño ver a Cockrum regresar a un título que se convirtió en el cómic más vendido gracias a Byrne. Me pregunto si al veterano artista le resultó difícil regresar a un lugar que había sido encumbrado por el talento de alguien que, por pudor, no se consideraba más que un alumno suyo. Este fue un buen ejemplo de un estudiante superando a su maestro. Y por mucho que aprecio el arte de Cockrum, cada vez que leo estos cómics no puedo dejar de añorar a Byrne.

Magneto

“Llora, mutante” (publicado originalmente en Uncanny X-Men # 148, agosto de 1981), escrito por Chris Claremont, dibujado a lápiz por Dave Cockrum, entintado por Joe Rubinstein y coloreado por Glynis Wein, presenta a Caliban (que lleva el nombre de uno de los personajes principales de La tempestad de Shakespeare). En décadas posteriores, Caliban se convertirá en un actor importante en X-Factor de Peter David, pero aquí es simplemente un personaje secundario. Lo más importante, quizás, es el hecho de que Caliban admite que vive en una “casa del inframundo”, claramente en referencia a la gran cantidad de mutantes que viven subterráneamente, en las alcantarillas de la ciudad de New York, una premisa que Claremont desarrollará más en los años siguientes. 

Storm & Magneto

Otra trama importante nos muestra a Cyclops corriendo por una ciudad antigua que existió mucho antes de que los humanos pusieran pie en este mundo. En una magnífica doble página, Cockrum nos muestra el diseño de esta ciudad de pesadilla, en un claro homenaje a Los mitos de Cthulhu de H.P. Lovecraft. Esta trama continúa en “Y los muertos enterrarán a los vivos” (Uncanny X-Men # 149, setiembre de 1981), escrita por Chris Claremont, dibujada por Dave Cockrum, entintada por Joe Rubinstein y coloreada por Don Warfield. Aquí, un enfrentamiento entre los X-Men y el poderoso Garokk anuncia la presencia de Magneto.

Wolverine, Nightcrawler, Kitty Pride, Colossus & Cyclops

El último cómic incluido en The Uncanny X-Men Omnibus Vol. 2 es “Yo, Magneto” (Uncanny X-Men # 150, octubre de 1981). Dado que decidí comprar ambos volúmenes de lujo en tapa dura, exclusivamente debido a mi interés en la etapa de John Byrne, todavía no estoy seguro de si debería o no comprar el tercer volumen (algo me dice que podría terminar haciéndolo más temprano que tarde). El protagonista de este número es el mayor enemigo de los X-Men, el maestro del magnetismo, el propio Magneto. Claremont lo escribe, Cockrum lo dibuja a lápiz y Joe Rubinstein y Bob Wiacek lo entintan, mientras Glynis Wein lo colorea.

Primero, vemos a Magneto en uno de sus muchos monólogos megalómanos hablando sobre la destrucción del mundo. Una de mis secuencias favoritas ocurre cuando los X-Men llegan a la antigua ciudad por la que Cyclops ha estado deambulando. Storm obtiene acceso a las habitaciones de Magneto y allí, bajo la oscuridad de la noche, planea matarlo. Es un momento intenso en el que Storm se cuestiona sobre la moralidad de lo que está a punto de hacer, y la rápida reacción de Magneto demuestra lo letal que puede ser como enemigo. Los X-Men lucharán contra Magneto, como era de esperar.

Professor X & Moira MacTaggert

La mejor secuencia llega después del enfrentamiento, cuando por un segundo Magneto recupera su propio sentido de humanidad: “En mi afán por rehacer el mundo, me he vuelto muy parecido a aquellos que siempre he odiado y despreciado”, admite. A lo que Storm responde “El sueño fue bueno, es bueno. Sólo el soñador se ha corrompido”. El círculo se completa, desde un estallido inicial de odio que hizo que Magneto amenazara al mundo y Storm intentara asesinarlo mientras dormía, hasta desafiar nuestras percepciones más íntimas, de nosotros mismos y del mundo que nos rodea. Creo que en momentos como éste, Claremont brilla como escritor.

October 13, 2016

The X-Men: The Sentinels Trilogy - Roy Thomas & Neal Adams

There are two things which make a battle great -- the warriors and the stakes for which they compete”, explains Ben Raab in the foreword of Greatest Battles of the X-Men. In the case of the X-Men, the struggle is not only against a certain rival but also against abstract concepts like fear and prejudice. When Stan Lee and Jack Kirby created the Sentinels in “Among Us Stalk...The Sentinels!”, they combined in a single army of deadly robots these two notions. After all, the Sentinels were programmed to hunt and destroy mutants, but the real enemy was the man behind the programming.

In the original story, eminent anthropologist Bolivar Trask built the Sentinels to protect mankind from the mutants, but in the end he realized that his ‘cure’ was much worse than the ‘disease’, and he decided to sacrifice his life to destroy the Sentinels. However, Larry Trask blames the X-Men for the death of his father, and he rebuilds the Sentinels. So once again “The Sentinels Live!” (originally published in The X-Men # 57, June 1969). 

For Roy Thomas, the most horrifying aspect of the Sentinels isn’t their capacity for destruction but rather the fact that they are the embodiment of all the hate humans feel towards mutants. One of Thomas most inspired moments takes place in “Mission: Murder!” (The X-Men # 58, July 1969), when the Sentinels start capturing mutants all over the US (and the success of this operation prompts other nations to demand the use of Sentinels to decimate their mutant population). However, the public opinion is divided, despite all the propaganda, all the prejudices, there are men and women who cannot agree with the way mutants are being treated: “Americans begin to question the wisdom --even the constitutionality-- of this modern witch hunt”. That was Charles Xavier’s greatest concern when the Sentinels first appeared, and the situation is even more dangerous now. 

For Larry Trask, mutants are like garbage that needs to be eliminated. “How can one be humane… to monsters that aren’t even human”, affirms Trask, emphasizing that he’ll show the world “the true depths of mutant depravity”. Last time, Professor X played a key role in defeating the Sentinels, but this time he’s absent. So it’s up to Cyclops, Jean Grey, Angel, Beast and Iceman to come up with a plan in time to save themselves and the rest of the mutants that have already been captured.

One of the elements that I enjoyed the most about this Sentinels Trilogy, is the how ambitious in scope it is. In the original tale, the robots seems to be only after the X-Men. But this time both heroes and villains are chased down. In different pages we see the Sentinels attacking Mesmero and Magneto, imprisoning classic foes like Unus the Untouchable, the Blob or Mastermind. Even Scarlet Witch and Quicksilver are unable to escape from the large army of Sentinels. One by one, they all fall: Banshee, Havoc, Polaris, etc. 
Havoc
There is a reason why Cyclops is featured prominently in the cover of the final chapter “Do or Die, Baby!” (The X-Men # 59, August 1969). Because Cyclops, Jean Grey and Beast are the only ones left. They are the last X-Men but also the last mutants that can attempt to overcome the Sentinels. But despite their abilities, they don’t have enough power to stand against an entire army of Sentinels. In the final pages, Cyclops last desperate gambit pays off. He questions the Sentinels, finding a weak point in their strict robotic logic. If their mission is to protect humans, and annihilate mutants, then what happens with the fact that all humans are ‘mutated’ in a way? From Cro-Magnon to Neanderthal and then to Homo sapiens, our species has evolved (or mutated) through time. It’s quite interesting to observe that using his powers, Cyclops cannot win, but using his intellect, he rises victorious. 
Beast & Iceman
These three issues were penciled by the legendary Neal Adams and inked by Tom Palmer. Adams work is absolutely exquisite: harmonious, dynamic, vibrant, it combines the best attributes of men like Kirby, but adding a very unique style. Neal Adams plays with the basic structure of the page, changing the usual arrangement of panels. There is not a single monotonous image, everything the artist does is full of energy and visual beauty. Adams covers are iconic and breathtakingly dramatic. 
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Hay dos cosas que hacen que una batalla sea grandiosa -- los guerreros y aquello que está en juego y que los lleva a competir”, explica Ben Raab en el prólogo de “Las batallas más grandiosas de los X-Men”. En el caso de los X-Men, la lucha no es sólo contra un determinado rival sino también contra conceptos abstractos como el miedo y los prejuicios. Cuando Stan Lee y Jack Kirby crearon los centinelas en “Entre nosotros acechan... los centinelas”, combinaron en un sólo ejército de robots letales estas dos nociones. Después de todo, los centinelas fueron programados para cazar y destruir a los mutantes, pero el verdadero enemigo era el hombre detrás de esta programación.
Larry Trask

En la historia original, el eminente antropólogo Bolivar Trask construyó los centinelas para proteger a la humanidad de los mutantes, pero al final se dio cuenta de que su "cura" era mucho peor que la "enfermedad", y decidió sacrificar su vida para destruir a los centinelas . Sin embargo, Larry Trask culpa a los X-Men de la muerte de su padre, y él reconstruye a los centinelas. Así que una vez más “Los centinelas viven” (publicado originalmente en The X-Men # 57, junio de 1969).

Para Roy Thomas, el aspecto más horrible de los centinelas no es su capacidad de destrucción, sino más bien el hecho de que son la encarnación de todo el odio que los seres humanos sienten hacia los mutantes. Uno de los momentos más inspirados de Thomas está presente en “Misión: asesinato” (The X-Men # 58, julio de 1969), cuando los centinelas inician la captura de mutantes en todo los Estados Unidos (y el éxito de esta operación hace que otras naciones soliciten el uso de centinelas para diezmar a la población mutante). Sin embargo, la opinión pública está dividida, a pesar de toda la propaganda, y todos los prejuicios, hay hombres y mujeres que no pueden estar de acuerdo con la forma en que los mutantes están siendo tratados: “los estadounidenses comienzan a cuestionar la sabiduría --incluso la constitucionalidad-- de esta moderna cacería de brujas”. Cuando los centinelas aparecieron por primera vez, esa era la mayor preocupación de Charles Xavier, y la situación es aún más peligroso ahora.

Para Larry Trask, los mutantes son basura que necesita ser eliminada. “¿Cómo puede uno ser humanitario... con esos monstruos que ni siquiera son humanos?”, pregunta Trask, haciendo hincapié en que él va a mostrarle al mundo “la verdadera profundidad de la depravación mutante”. La última vez, el Profesor X jugó un papel clave en la derrota de los centinelas, pero esta vez él está ausente. Por eso le toca a Cyclops, Jean Grey, Angel, Beast y Iceman idear un plan para salvarse a sí mismos y al resto de los mutantes que ya han sido capturados.
Mesmero & Magneto
Uno de los elementos que más me gustó de esta Trilogía de los Centinelas, es su ambicioso alcance. En el relato original, los robots parecen perseguir únicamente a los X-Men. Pero esta vez tanto héroes como villanos son atrapados. En diferentes páginas vemos a los centinelas atacando a Mesmero y a Magneto, vemos el encarcelamiento de enemigos clásicos como Unus el Intocable, la Blob o Mastermind. Incluso Scarlet Witch y Quicksilver son incapaces de escapar. Uno por uno, todos caen: Banshee, Havoc, Polaris, etc.
Scarlet Witch & Quicksilver
Cyclops aparece en un lugar destacado de la portada del último capítulo “Haz o muere, bebé” (The X-Men # 59, agosto de 1969). Cyclops, Jean Grey y Beast son los únicos que quedan; no sólo son los últimos X-Men, sino también los últimos mutantes que pueden intentar vencer a los centinelas. Pero a pesar de sus capacidades, no tienen el poder suficiente para enfrentarse a todo un ejército de centinelas. En las páginas finales, Cyclops concreta un último y desesperado intento. Pone en duda el razonamiento de los centinelas, y encuentra un punto débil en su estricta lógica robótica. Si su misión es proteger a los seres humanos, y aniquilar a los mutantes, entonces qué ocurre con el hecho de que todos los humanos han "mutado" de una manera u otra. De Cromañón a Neanderthal y luego a Homo Sapiens, nuestros especie ha evolucionado (o mutado) a través del tiempo. Es muy interesante observar que usando sus poderes, Cyclops no puede ganar, pero al usar su intelecto, la victoria está garantizada.
Unus, Blob & Mastermind
Estos tres capítulos son dibujados a lápiz por el legendario Neal Adams y entintados por Tom Palmer. El trabajo de Adams es absolutamente exquisito: armónico, dinámico, vibrante, una combinación de los mejores atributos de hombres como Kirby, mezclados con un estilo muy singular. Neal Adams juega con la estructura básica de la página, cambia la disposición habitual de las viñetas. No hay una sola imagen monótona, todo lo que hace el artista está lleno de energía y belleza visual. Las portadas de Adams son icónicas e impresionantes.

July 28, 2016

The X-Men # 5, 6 & 7 - Stan Lee & Jack Kirby

If we take a look at the first issues of most Marvel titles in the 60s, we’ll quickly realize that quite often the first villain to fight against the heroes isn’t necessarily a memorable foe. In fact, the most iconic enemies would only appear several months after the superheroes debut; for instance, in Fantastic Four # 1, the quartet defeats the Moleman, and readers would have to wait a while until the first appearance of Doctor Doom; the same thing happens with Spider-Man (the Green Goblin isn’t the first adversary to show up), Daredevil (no Kingpin in sight during the first adventures), Hulk, Iron Man, etc. 

It seems like only the X-Men got to meet their quintessential villain in the first issue. Indeed, Magneto’s tremendous popularity amongst the readers surely explains why he would soon monopolize the pages of The X-Men. Magneto and his Brotherhood of Evil Mutants reappear in “Trapped: One X-Man” (originally published in The X-Men # 5, May 1964). 

Although these comics were published half a century ago, they’re still incredibly entertaining. And many of the concepts developed by Stan Lee and Jack Kirby remain as fresh today as they were back in the 60s. I was born a couple of decades after the Marvel Comics renaissance, but thanks to the X-Men cartoons from the 90s I was familiar with the Danger Room (the training room), Asteroid M (Magneto’s secret headquarters) or Cerebro (the machine that would enhance Professor X’s already formidable mental powers). And today, even younger generations might have come across such things in the X-Men movies. The fact that now, in the 21st century, we can still find joy in concepts that were first seen on the page 50 years ago proves the immense talent of Lee and Kirby as creators.

I absolutely love the way Stan ‘the Man’ Lee grants us access into the private lives of the characters. It doesn’t matter if we’re talking about heroes or villains, Lee always manages to portray their intimate thoughts, dreams and fears so clearly that we immediately identify with them. Although it was quite rare at the time, Lee always included some redeeming element in his bad guys, and plenty of defects in his good guys, thus balancing things out. 

“Sub-Mariner Joins the Evil Mutants” (The X-Men # 6, July 1964) is self-explanatory enough. Namor, prince of Atlantis, is persuaded by Magneto to join the Brotherhood of Evil Mutants, but of course this is a very short-lived alliance. In “The Return of the Blob” (The X-Men # 7, September 1964), the X-Men once again thwart the plans of the master of magnetism, defeating the Blob and the rest of the evil mutants. In these stories, we learn more about Wanda Maximoff (Scarlet Witch) and her overprotective brother Pietro Maximoff (Quicksilver). 
The end of an era? / ¿El fin de una era?
The X-Men are still kids that need the guidance of their mentor, and as Xavier himself affirms “all I did was take the talent all of you already had and channel it in the right direction”. But the young mutants are still learning all the time; personally I find the naïveté and sometimes right-out clumsiness of “the most unusual teen-agers of all time” absolutely delightful. Moments like the surprise visit of Jean Grey’s parents can be really amusing, but maybe nothing beats the X-Men’s visit to Greenwich Village, home of the beatnik scene with all its countercultural references and hippy flavor; although it may be a little bit too caricaturized it’s nonetheless one of the funniest sequences we could find in the first year of X-Men. It’s also in Greenwich Village where we get to see how Bobby Drake turns down a girl who is very fond of him, explaining her that he is “a real busy guy”. Obviously, this harmless detail couldn’t be considered as conclusive evidence of Iceman’s repressed homosexuality, but it’s one of the many ambiguous situations that could raise suspicions amongst readers of the 21st century.
Secret identities / identidades secretas
Jack Kirby really hits his stride in these issues, creating some truly wonderful pages. One of my favorites is the splash page of X-Men # 5. A solemn scenario populated by brooding and somber heroes, uncannily human and yet superhuman at the same time (Cyclops’s grave demeanor and Xavier’s expression of defeat are priceless). The fighting sequences in Asteroid M or against Namor are also amazing. And, of course, Kirby’s covers are absolutely impressive.
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Si echamos un vistazo a los primeros números de la mayoría de los títulos de Marvel de los 60s, nos daremos cuenta rápidamente de que muy a menudo el primer villano con el que luchan los héroes no es necesariamente un enemigo memorable. De hecho, los enemigos más emblemáticos solamente aparecerían varios meses después del debut de los superhéroes; por ejemplo, en Fantastic Four # 1, el cuarteto vence a Moleman, y el lector tendría que esperar varios meses hasta la primera aparición de Doctor Doom; lo mismo sucede con el Spider-Man (el Duende Verde no es el primer adversario en aparecer), Daredevil (sin Kingpin a la vista durante las primeras aventuras), Hulk, Iron Man, etc.
Asteroid M

Parece que sólo los X-Men llegan a conocer a su villano por excelencia en el primer número. De hecho, la gran popularidad de Magneto entre los lectores explica por qué él rápidamente monopoliza las páginas de X-Men. Magneto y su Hermandad de Mutantes Diabólicos vuelven a aparecer en “Atrapado: Hombre X” (publicado originalmente en The X-Men # 5, mayo de 1964).

Aunque estos cómics se publicaron hace medio siglo, siguen siendo increíblemente entretenidos. Y muchos de los conceptos desarrollados por Stan Lee y Jack Kirby siguen siendo tan frescos hoy como lo fueron en los 60s. Nací un par de décadas después del renacimiento de Marvel Comics, pero gracias a los dibujos animados de X-Men de los 90s estuve familiarizado con el cuarto del peligro (la sala de entrenamiento), el asteroide M (cuartel general secreto de Magneto) o Cerebro (la máquina que aumenta las formidables facultades mentales del Profesor X). Y hoy, las generaciones más jóvenes, también conocen todo esto gracias a las películas de X-Men. El hecho de que ahora, en el siglo XXI, todavía podemos disfrutar los conceptos que aparecieron por primera vez hace 50 años, demuestra el inmenso talento de Lee y Kirby como creadores.

Me encanta la forma en que Stan 'the Man' Lee nos permite acceder a la vida privada de los personajes. No importa si estamos hablando de héroes o villanos, Lee siempre se las arregla para retratar sus pensamientos íntimos, sueños y temores tan claramente que nos identificamos inmediatamente con ellos. A pesar de que era algo inusual en esos años, Lee siempre incluye algún elemento redentor en los malos, y un montón de defectos en los buenos, equilibrando así la balanza.
X-Men versus Namor
En “Sub-Mariner se une a los mutantes diabólicos” (The X-Men # 6, julio de 1964), Namor, el príncipe de Atlantis, es persuadido por Magneto para unirse a la Hermandad de Mutantes Diabólicos, pero por supuesto esta es una alianza de muy corta duración. En “El retorno de Blob” (The X-Men # 7, septiembre de 1964), los X-Men, una vez más, frustran los planes del maestro del magnetismo, derrotan a Blob y al resto de los mutantes malvados. En estas historias, descubrimos más información sobre Wanda Maximoff (Scarlet Witch) y su hermano sobreprotector Pietro Maximoff (Quicksilver).
Graduation Day / Día de graduación
Los X-Men siguen siendo chiquillos que necesitan ser guiados por su mentor, y como Xavier afirma “todo lo que hice fue tomar el talento que todos ustedes ya tenían y canalizarlo en la dirección correcta”. Pero los jóvenes mutantes todavía están aprendiendo todo el tiempo; personalmente encuentro la ingenuidad y torpeza juvenil de “los más inusuales adolescentes de todos los tiempos” absolutamente deliciosas. Momentos como la visita sorpresa de los padres de Jean Grey son muy divertidos, pero pocas cosas superan la visita de los X-Men a Greenwich Village, escenario del movimiento beatnik con todas sus referencias contraculturales y alegorías hippy; aunque puede ser demasiado caricaturizada, no obstante, esta es una de las secuencias más divertidas del primer año de los X-Men. Es también en Greenwich Village donde podemos ver cómo Bobby Drake rechaza a una chica que está muy interesada en él; la explicación del muchacho es que “está verdaderamente ocupado”. Obviamente, este detalle inofensivo no podría considerarse como prueba concluyente de la homosexualidad reprimida de Iceman, pero es una de las muchas situaciones ambiguas que podrían apoyar las sospechas de los lectores del siglo XXI.
The Brotherhood of Evil Mutants / La Hermandad de Mutantes Diabólicos
El arte de Jack Kirby sigue mejorando, y aquí hay algunas páginas verdaderamente maravillosas. Una de mis favoritas es la página inicial de X-Men # 5. Un escenario solemne poblado por héroes melancólicos y sombríos, asombrosamente humanos y simultáneamente sobrehumanos (el gesto apesadumbrado de Cyclops y la expresión de derrota de Xavier son impactantes). Las secuencias de lucha en el asteroide M o en contra de Namor también son increíbles. Y, por supuesto, las portadas de Kirby son absolutamente impresionantes.

July 28, 2012

The Dark Phoenix Saga - Chris Claremont & John Byrne


What’s at stake? What’s the scope of your story? Are there any insurmountable obstacles that the protagonists must overcome? These are only a few questions one must ask oneself before penning down a novel, a comic book or a movie script. For most writers, it tends to be easier to reflect upon their personal experiences and chart a course through their own lives and memories, therefore mimicking ‘real’ life events or true personality aspects from people they know.

There comes a time, however, in which a real life scenario is not nearly enough. Every sci-fi writer knows this… and the same can be said about a number of film directors or comic book authors. Real life can be a great starting point, but some stories need more, in fact, deserve more. When Stan Lee and Jack Kirby introduced the world-devouring Galactus in the pages of Fantastic Four they were answering the three basic questions: Not only New York city -or even the United States for that matter- was at stake… the fate of the world rested on the shoulders of Marvel’s premiere superhero family. The scope of the story was huge, it involved the whole planet and the survival of millions of humans. Galactus was the ultimate obstacle. No force on Earth could defeat him. And thus, the coming of Galactus became an instant classic.

Many years later, Chris Claremont and John Byrne answered the same three questions in “The Dark Phoenix Saga”. Although this time everything was at stake. Not just our planet or our solar system, but entire galaxies… the universe. I’ve rarely seen anything so ambitious in a comic book storyline, but Claremont and Byrne successfully conferred in their narrative a sense of a greater-than-life menace, a cosmic danger beyond anything we could possibly imagine. The scope was huge, it involved everything. The Dark Phoenix redefined the concept of obstacle. Against this primal, cosmic force, no power on Earth or in the universe could possibly pose a threat to it. And that’s what’s so fascinating about the Dark Phoenix Saga. The X-Men, the mutant heroes, would fight against an undefeatable rival. They know they can’t win, and even so they soldier on. That’s the stuff heroes are made off. They never surrender, they never stop fighting. 

Once Dark Phoenix possesses the body and soul of Jean Grey in “Child of Light and Darkness”, this creature of fire and life incarnate consumes a sun and in the process destroys a complete solar system, a feat that not even Galactus could achieve in such short time. One of the planets she annihilates is inhabited by sentient aliens and so the Shi’ar Empire decides to intervene. Soon, the X-Men are summoned to the empire’s flagship. It is there that the Empress Lilandra accepts their challenge to a duel. There will be a battle between the X-Men and the Imperial Guard in the dark side of the moon.

They are granted a day to rest before what could be their final showdown. Once the X-Men find out that Jean Grey -as Phoenix- is responsible for the death of millions, they do not know how to react. This is genocide on a level that surpasses any scale. Can they forgive their comrade and even sacrifice their lives for her? It is not an easy question, and many of them feel regret or remorse. Angel cares for Jean, but he is aware that one way or another she will be punished. As a religious man, Nightcrawler harbors doubts about the absolute power of the Phoenix. Beast, on the other hand, understands that ‘might doesn’t make right’, not everything can be reduced to who wields the greater power; he’s also in denial, he can’t believe that someone as gentle and tender as Jean could destroy a planet and every living creature in it. Wolverine loves Jean Grey, and he knows that even if she is the greatest murderer in the history of humanity, he will stand by her, no matter the cost. Meanwhile, Storm and Colossus ponder on the nature of good versus evil, they both cherish Jean as their best friend, but they also abhor the destructive nature of the Dark Phoenix. 

Professor X is worried about his students, and follows Kantian ethics, universalizability: if your action could be universalized (id est, if everyone could do it) then it is morally acceptable (killing humans, for instance, cannot be universalized as it would mean the extinction of the human race). Charles Xavier must save all of his pupils because every life matters, and no one should die for the ‘greater good’. Lilandra, more pragmatic, conforms to utilitarian ethics. The needs of the many outweigh the needs of the few, if the life of Jean Grey -or even the X-Men- must be sacrificed in order to save the universe so be it. And amidst all of it, Cyclops, the man who loves Jean more than life itself decides to do everything he can to save her.
Fantastic Four, Spider-Man, Doctor Strange & Silver Surfer

Everyone reacts differently, and that’s to be expected in such a heterogeneous group as the one formed by the X-Men. The moral dilemma is complex, the stakes are higher than ever, and the scope of the story is huge, monumental. But for all their cunning and bravery, the X-Men are no match against the Imperial Guard. At the end of the day, they lose. In the heat of the battle, Jean Grey reverts to Dark Phoenix once again, but in the last minute of consciousness, of sanity, she concludes that the needs of the many outweigh the needs of the few and so she commits suicide in front of the man she loves. Very rarely have I seen such a touching death, it’s a very emotive moment that shatters the love and hope of Scott Summers. Without a shadow of a doubt, this is one of the best X-Men epics ever. In 30 years I’ve found only two runs that could compete -but not necessarily win- with it: Grant Morrison’s New X-Men in which the Scottish author re-elaborates some of the classic elements of the X-Men mythos, chief amongst them the power of the Phoenix and the death of Jean Grey; and Joss Whedon and John Cassaday’s Astonishing X-Men, here the author -during the preambles of an interplanetary war- develops the relationship and personalities of the X-Men unlike any other writer in the past three decades.

In “The Fate of the Phoenix” we have the honor to see John Byrne at his best. A true master in storytelling, his art is an example of sequential proficiency. His iconoclast approach allows him to strip bare Marvel’s characters to their most intimate essence. We immediately recognize the attitude and personalities of the Fantastic Four, Spider-Man, Doctor Strange or Silver Surfer as they realize that Phoenix is reborn. The ferocity and sheer power of Dark Phoenix is also made evident in the magnificent splash page of X-Men # 136; and the double page spread in # 137 is what I personally consider one of the most unforgettable images of the mutant team. Today it’s typical to find many double page spreads that add nothing significant to the narrative; here, on the contrary, everything that needs to be said and seen is right there for us to read and look at. Byrne also conveys the eagerness and preoccupation that the X-Men feel as they prepare for their clash against the Imperial Guard, Logan takes a shower and then meditates as a samurai warrior would, Beast also takes a bath and receives a massage, Colossus falls deeply asleep and wakes up the next morning while Storm -naked- reminisces the African dawns of her childhood. Of course, the fighting scenes between the X-Men and the Imperial Guard are one of a kind. Action, movement, dynamism, everything that turned Byrne into the greatest comic book artist of the 80s is right here. Originally published in Uncanny X-Men # 135, 136 & 137 (July-September 1980) this amazing work is an indisputable classic of the superhero genre.  
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Phoenix devouring a sun / Fénix devorando un sol

¿Qué está en riesgo? ¿Qué tan ambiciosa es la historia? ¿Qué obstáculos deben enfrentar los personajes? Estas son sólo algunas de las preguntas que uno debe preguntarse a sí mismo antes de planificar una novela, un cómic o un guión de cine. Para la mayoría de escritores, lo más fácil suele ser reflexionar sobre sus experiencias personales y diagramar una ruta a través de sus propias vidas y memorias, imitando los eventos de la vida 'real' o los aspectos verdaderos de la personalidad de gente que conocen.

Llega un momento, no obstante, en el que un escenario de la vida real se queda corto. Todos los escritores de ciencia ficción lo saben... al igual que muchos cineastas o autores de cómics. La vida real puede ser un grandioso primer capítulo, pero algunas historias necesitan algo más, de hecho, merecen más. Cuando Stan Lee y Jack Kirby presentaron a Galactus, el devorador de mundos, en las páginas de los Cuatro Fantásticos respondieron las tres preguntas básicas: No sólo la ciudad de New York -o los Estados Unidos- estaba en riesgo... el destino del mundo descansaba en los hombros de la primera familia heroica de Marvel. La historia era tremendamente ambiciosa, involucraba a todo el planeta y la sobrevivencia de millones de humanos. Galactus era el obstáculo definitivo. Ninguna fuerza en la Tierra podía vencerlo. Y por lo tanto, el advenimiento de Galactus se convirtió al instante en un clásico.
The X-Men in Lilandra's space ship / Los X-Men en la nave espacial de Lilandra
Muchos años después, Chris Claremont y John Byrne respondieron las mismas tres preguntas en "La saga de Fénix Oscura". Aunque esta vez todo está en riesgo. No sólo nuestro planeta o nuestro sistema solar, sino galaxias enteras... el universo. Rara vez he visto algo tan ambicioso en un cómic, pero Claremont y Byrne imbuyen exitosamente esta narrativa con una amenaza que se percibe como la más grande de la vida, un peligro cósmico más allá de cualquier cosa que podamos imaginar. Fénix Oscura redefinió el concepto de obstáculo. Ante esta feroz fuerza cósmica ningún poder en la Tierra o en el universo puede hacerle frente. Y por eso esta saga es tan fascinante. Los X-Men, los héroes mutantes, lucharían contra un rival invencible. Saben que no pueden triunfar, y aún así marchan hacia adelante. Esa es la materia del héroe. Nunca rendirse, nunca dejar de pelear.
Wolverine & Beast

Cuando Fénix Oscura posee el cuerpo y el alma de Jean Grey en "Hija de la luz y la oscuridad" esta criatura de fuego y vida encarnada consume un sol y en el proceso destruye un sistema solar completo, una hazaña que ni siquiera Galactus podría lograr con tal velocidad. Uno de los planetas aniquilados es habitado por seres pensantes y por ello el Imperio Shi'ar decide intervenir. Pronto, los X-Men son convocados por el bajel insignia del imperio. Es allí que la emperatriz Lilandra acepta el reto de un duelo. Habrá una batalla entre los X-Men y la Guardia Imperial en el lado oscuro de la luna.

Se les concede un día para descansar antes de la confrontación final. Una vez que los X-Men descubren que Jean Grey -como Fénix- es responsable de la muerte de millones, no saben cómo reaccionar. Esto es un genocidio que supera cualquier escala. ¿Pueden perdonar a su camarada e incluso sacrificar sus vidas por ella? No es una pregunta fácil, y muchos de ellos sienten rechazo o remordimiento. Angel se preocupa por Jean, pero es consciente que de un modo u otro será castigada. Al ser un hombre religioso, Nightcrawler alberga dudas sobre el poder absoluto de Fénix. Beast, por otro lado, entiende que el poder nunca es una justificación, no todo se reduce a la autoridad que confiere el poder, pero él se niega a creer que alguien tan gentil y tierno como Jean pueda destruir un planeta y a todos los seres vivos en él. Wolverine ama a Jean Grey, y sabe que aunque ella sea la mayor asesina de la historia de la humanidad, la apoyará a toda costa. Mientras tanto, Storm y Colossus meditan sobre la naturaleza del bien y del mal, ambos quieran a Jean como su mejor amiga, pero también aborrecen la naturaleza destructiva de Fénix Oscura. 
Colossus & Storm
El profesor X se preocupa por todos sus estudiantes, y sigue una ética kantiana, universalizable: si tu acción puede ser universalizada (es decir, si todos pueden hacerla) entonces es moralmente aceptable (asesinar humanos, por ejemplo, no puede ser universalizado ya que significaría la extinción de la raza humana). Charles Xavier debe salvar a todos sus pupilos porque toda vida es importante, y nadie debería morir en aras de un 'bien mayor'. Lilandra, más pragmática, se conforma con una ética utilitarista. Las necesidades de la mayoría deben anteponerse a las necesidades de la minoría, si la vida de Jean Grey -o incluso de los X-Men- debe sacrificarse para salvar el universo entonces así será. Y en medio de todo esto Cyclops, el hombre que ama a Jean más que a la vida misma decide hacer todo lo posible para salvarla.

Todos reaccionan de modo distinto, y eso es lo que podemos esperar de un grupo tan heterogéneo como los X-Men. El dilema moral es complejo, hay más riesgos que nunca y la historia es monumentalmente ambiciosa. Pero a pesar de toda su astucia y valentía, los X-Men no son rivales para la Guardia Imperial. Al final, pierden. En el calor de la batalla, Jean Grey revierte a Fénix Oscura nuevamente, pero en un último minuto de consciencia, de sanidad, concluye que las necesidades de la mayoría deben anteponerse a las necesidades de la minoría y se suicida frente al hombre que tanto ama. Rara vez he visto una muerte tan conmovedora, es un momento muy emotivo que destruye el amor y la esperanza de Scott Summers. Sin la menor duda, este es uno de los mejores relatos épicos de los X-Men. En 30 años he encontrado sólo dos etapas que podrían hacerle competencia -pero no necesariamente ganar: "New X-Men" de Grant Morrison, allí, el autor escocés reelabora algunos de los elementos clásicos de la mitología mutante, principalmente el poder de Fénix y la muerte de Jean Grey; y "Astonishing X-Men" de Joss Whedon y John Cassaday, aquí el autor -durante los preámbulos de una guerra interplanetaria- desarrolla la relación y las personalidades de los X-Men mejor que nadie en las últimas tres décadas.
The X-Men against the Imperial Guard / los X-Men contra la Guardia Imperial
En "El destino de Fénix", tenemos el honor de ver a John Byrne en su mejor etapa. Un verdadero maestro de la secuencia, su arte es un ejemplo de eficiencia narrativa. Su enfoque iconoclasta le permite desnudar la esencia más íntima de los personajes de Marvel. Inmediatamente reconocemos la actitud y las personalidades de los Cuatro Fantásticos, Spider-Man, Doctor Strange o Silver Surfer quienes se dan cuenta que Fénix ha renacido. La ferocidad y el poder crudo de Fénix Oscura se hacen evidentes en la magnífica página inicial de X-Men # 136; y la página doble del # 137 es la que considero como una de las más inolvidables imágenes del equipo mutante. Hoy en día es típico encontrar páginas dobles que no añaden nada significativo a la narrativa; aquí, por el contrario, todo lo que necesita decirse y verse está allí para que podamos leerlo y verlo. Byrne también manifiesta la preocupación que los X-Men sienten al prepararse para el enfrentamiento con la Guardia Imperial, Logan se ducha y luego medita como lo haría un guerrero samurái, Beast también se baña y recibe un masaje, Colossus duerme profundamente y se despierta a la mañana siguiente mientras que Storm -desnuda- rememora los amaneceres africanos de su infancia. Por supuesto, las escenas de peleas entre los X-Men y la Guardia Imperial son únicas. Acción, movimiento, dinamismo, todo lo que hizo de Byrne el más grande artista de cómics de los años 80 está allí. Este asombroso trabajo, originalmente publicado en Uncanny X-Men # 135, 136 y 137 (julio-setiembre de 1980) es un clásico indiscutible del género de súper-héroes.