December 28, 2010

2010

Why do we have to recount the year come December? Obvious answer: we want to prove how successful we’ve been reaching our personal goals. Compromising answer: after each year, we feel older and thus begins the imperative need of thinking about time, do we seize it or do we waste it? My answer: I just don’t have anything better to do during the next 30 minutes.


The only month I’ll skip will be January. In February I had two accidents. First I nearly cut off my finger just when I had to finish drawing my two page story for an indy anthology. I’m the kind of guy that never gets into troubles (or when in trouble is smart enough to get out of it without suffering any consequences). I had it all planned. I had even promised to illustrate another story. But, and as clichéd as it may sound, accidents happen. I went to an emergency room for the first time in 26 years (and I’m 26, mind you). I couldn’t use my right thumb for over a month. So that meant zero sketching, zero drawing, zero inking. Probably against my doctor’s advice, I did whatever I could to speed up my recovery. I wasn’t going to miss this opportunity, just like I had missed so many others in the past. So I penciled and inked my two pages in record time. And if they look somehow rushed or simply substandard now all of you know why. I was struggling with the aftermaths of my accident.


As of the other accident perhaps I should merely refer to it as a negative incident. Heavy drinking proved to, for once in my life, a bit of a problem. Having to turn left instead of right was of paramount importance. As a result of my dizziness and disorientation I literally left the beaches of Asia and I ended up in what I could kindly qualify as the outskirts of the civilized world. I was scared out of my mind.


In upcoming months lots of interesting things happened. For instance I met Mario Testino. He is best known for his highly polished, exotically bright ad campaigns and his exquisitely styled photographs of the couture scene all of which carry a deceptive air of nonchalance. Now at the top of his profession, Testino has shot Madonna for Versace as well as photographing the late Diana, Princess of Wales (he continues to be the official photographer of the Royal Family). And I MET HIM . I said hello to him, he signed his name right next to Kate Moss’s face (which I’m posting for all of you to see). I told him the exhibit was amazing and he said thank you in a most sincere way.


In July I experienced one of the most amazing moments ever: holding a comic book with my name on it. Not only that, it included my overtly verbose story and clumsy art. But it was all mine. And to this day I still remember the excitement. I felt like a super star. In August, September, October and November I visited lots of museum, went to inaugurations and other events. All of which I’ve talked about at some length in previous posts of the blog.


The only bad thing about December: after 3 years of trying I ended up getting only a symbolic recognition in the PUCP comic book award. No first place for me, not even second. I guess you could I say I came in third or fourth. Close but no cigar. Oh well, there’s always next year.


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¿Por qué uno tiene esta manía de hacer un recuento del año a fines de diciembre? Respuesta obvia: todos queremos constatar con cuánto éxito nos hemos acercado a nuestras metas. Respuesta comprometedora: con cada año uno siente que envejece, y entonces nace la necesidad de reflexionar sobre nuestro tiempo ¿lo aprovechamos o lo desperdiciamos? Mi respuesta: no tengo nada mejor que hacer durante esta media hora.


El único mes que voy a saltear es enero. En febrero tuve dos accidentes, casi me corto un dedo justo cuando tenía que terminar de dibujar mi historia de dos páginas para la antología de cómic independiente norteamericano en la que continuo participando. También me entusiasmé demasiado en la paellada anual de Gaviotas, y barrí con el stand de pisco sour y de cuanto licor había a mi alcance, como resultado terminé seriamente desorientado, y en lugar de caminar hacia la derecha para regresar a Cocoa me fui en la dirección opuesta. Terminé, literalmente, fuera de Asia. Fue una experiencia traumática, de repente alzar la cabeza, mirar alrededor y descubrir que estaba realmente en un sitio por el que jamás había pasado. Nunca me he sentido tan perdido.


Marzo fue el inicio de mi penúltimo ciclo en la Católica. Abril y mayo fueron meses en los que con las justas pude ir a un par de inauguraciones. Además de la muestra de John Chauca, las más espectaculares, aunque por distintos motivos, fueron PORTRAITS de Mario Testino y la celebración de los quince años de la Galería Lucía de la Puente. En la primera, tuve la oportunidad de saludar a Mario Testino, de darle la mano y hablar con él durante un par de minutos mientras una veintena de personas empezaba a rodearlo, ávidos todos de un poco de atención, y aunque Testino fue amable y cordial con todos, solamente se detuvo a conversar conmigo. Me sentí bastante importante. Como recuerdo me queda el folleto de la muestra firmado por él (aunque no se nota muy bien en la foto, es lapicero azul sobre el fondo azul a la derecha del cuello y mejilla de Kate Moss). El segundo evento, en Lucía de la Puente, fue extraordinario, hubo de todo, me encontré con gente, tomé Johnnie Walker etiqueta negra en cantidades superiores a las recomendables para “keep walking”. Pero me divertí muchísimo.


 

Junio y julio trajeron buenas y malas cosas. Lo mejor, de lejos, recibir los ejemplares de muestra de mi cómic, mi primer trabajo publicado, que afortunadamente tuvo suficiente acogida pese a contar con una plana de ilustres desconocidos (yo entre ellos, por supuesto). Lo segundo mejor, reencontrarme, aunque solamente fuera durante algunas horas, con mi gran amigo Cayetano Espinosa de Almenara. Lo invité a almorzar, preparé una ensalada de tomates cherry rellenos de albahaca y nueces; hice ñoquis (desde la masa) a la aglio olio peperoncino acompañados de unos medallones de lomo fino que quedaron en su punto. Saqué uno de los mejores vinos de mi reserva y nos quedamos conversando mucho rato después de finalizada la comida. Tras cuatro años de no saber nada de él (eso me pasa por no ir a visitarlo a Inglaterra, Francia o España) simplemente el tiempo no nos alcanzó para ponernos al día. Le gustó mi cómic y su parte favorita era la que más me había esforzado en escribir. Cuando nos conocimos hace siete años difícilmente podríamos haber coincidido tanto como ahora.


Con la mitad del año a cuestas ya había visitado la muestra del MALI, y había estado en la inauguración de Alberto Flores y Hernán Sosa en la Galería Yvonne Sanguineti. También estuve en Dédalo en la presentación del libro de Carla García, y me divertí muchísimo viendo la muestra “La guerra tibia” que representaba esos años negros con violencia interna, súper-inflación y otros demonios. Claro que me divertí muchísimo más al ver a Alan García haciendo acto de presencia, claro que él se hizo el loco y fingió no haber visto esos ingeniosísimos cuadros que parangonaban la cultura pop norteamericana de los ochenta versus la realidad nacional, dando como resultado hilarantes piezas como el “one million dollar man versus one million dollar MUC” y muchas más.


En agosto empezó mi último ciclo en la universidad. Con un poco más de tiempo libre fui a La Tarumba y al concierto de la YOA. Además volví al MALI y estuve en la inauguración de la muestra de José Luis Carranza.



 Ya en setiembre, con más tiempo libre todavía, estuve en la Galería Enlace en la inauguración de la muestra de Jorge Miño, como ya comenté las fotografías en el blog ahora solamente diré que el buffet de Costanera 700 estuvo extraordinariamente exquisito (y eso que yo no soy un gran fan del sushi). También estuve en Lucía de la Puente y en Vértice, en muestras que ya comenté. Fui a Mistura con mi eterna amiga María Fe Celi y a QUIDAM.




En octubre, por esas coincidencias de la vida, empecé a trabajar en Viceversa Consulting con mi amiga María Fe. Así es que ahora además de haber sido compañeros de colegio y de universidad, también hemos sido colegas de trabajo. Trabajar con ella fue genial, aunque no pude ir a tantas inauguraciones como hubiese querido. Aun así me las arreglé para estar en Dédalo en la presentación del libro “El país de las mujeres” de Gioconda Belli, una escritora con una gracia y una energía capaz de seducir a cualquiera, además de simpática demostró ser muy paciente cuando un pesado se tomó como ocho o nueve fotos con ella. También estuve en la Galería Forum para “Volver al presente” de Daniel Benaim y en Yvonne Sanguineti para “Metamorfosis” de Patricia Eyzaguirre; además, como todos los años, visité la Expo-Vino de Wong dos de los cuatro días. Hubo detalles realmente desagradables en cuanto a la organización, y la variedad de bodegas no era tan amplia como debió haber sido, aun así pasé un rato agradable gracias a la compañía de Brian Power.



 En noviembre estuve nuevamente en la Galería Yvonne Sanguineti para “El viaje” de Mónica Cuba. Sin duda, la muestra más importante, y una de las más esperadas del año, fue “El uso de la memoria” de Ramiro Llona. Me encontré con un montón de gente en la inauguración y fue una noche extraordinaria que ya he descrito oportunamente.



 El último mes ha estado lleno de eventos, pero solamente mencionaré algunos. Estuve en las inauguraciones de las muestras “Play” (que ya comenté extensamente), “Urbe”, “Navidad” en Yvonne Sanguineti, “La Ilusión” en Vértice. También estuve en la Exponatale de Dédalo, en la muestra anual de corriente alterna y en la inauguración de la Galería Shock en Barranco. Lo único malo del mes: no gané el concurso de historieta PUCP 2010, aunque me dieron una mención honrosa que todavía no sé si guardar debajo de un montón de papeles o enmarcarla y exhibirla con la prestancia del que sabe perder sin picarse.




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